Hoy, 1 de septiembre, celebramos el Día Internacional de la Mujer Golfista. Así que, ¡hoy es el mejor día para hablar de golf en femenino y de sus beneficios para la salud!
Con más de 12.000 licencias femeninas, el golf es el segundo deporte favorito para las mujeres andaluzas, sólo superado por el baloncesto.
Puede ser practicado a cualquier edad, por lo que una jugadora que lo practique siendo niña, podrá hacerlo ininterrumpidamente durante el resto de su vida, incluso durante el embarazo.
Es, de hecho, una forma ideal de pasar tiempo en familia, al poder practicarlo padres, hijos, e incluso abuelos en una misma partida.
Es una actividad física de intensidad moderada, que favorece la vida social, por lo que nos ayuda a cuidar cuerpo y mente, al mismo tiempo.
Una partida de golf de 18 hoyos dura, de media, unas cuatro horas. Si se hace a pie, se caminan entre 8 y 10 kilómetros, en un marco ideal, en plena Naturaleza y rodeados de aire puro.
Si, además de hacer el recorrido a pie, se hace tirando del carro con los palos, pueden llegar a consumirse hasta 1.500 calorías en una ronda de 18 hoyos.
Al ser una actividad de intensidad media y poco impacto, las articulaciones no sufren y disminuye el riesgo de lesiones.
Ayuda a mantener y tonificar la musculatura y lucha contra la pérdida de masa ósea, al mismo tiempo que beneficia la salud cardiovascular y la circulación, y ayuda a prevenir enfermedades como la diabetes o el cáncer.
El golf mejora la concentración, ayuda a liberar estrés, alivia la ansiedad, y permite un descanso más reparador.
La exposición al sol –con la protección adecuada para cuidar nuestra piel- y al aire puro permite que el cuerpo pueda absorber vitamina D, que juega un papel fundamental en la absorción de calcio y, por tanto, en la salud de los huesos y también del sistema nervioso e inmunitario.
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